jueves, 30 de noviembre de 2017

Iboga medicina africana que libera a los Adictos.


Los indígenas Bwiti en Gabón y Camerún usan esta droga en ritos de iniciación.

Desde la década de los años sesenta, científicos y ex drogadictos se han mostrado a favor de un tratamiento radical para combatir la adicción.
Se trata de un alucinógeno llamado ibogaína, derivado de una planta africana, que en algunos casos ayuda a los adictos a superar el síndrome de abstinencia provocado por la falta de heroína, cocaína y alcohol. Muchos se preguntan por qué entonces su uso no se ha generalizado.
Por casi quince años, la vida de Thillen Naidoo estuvo regida por el crack, un derivado de la cocaína. En el barrio donde creció, en las afueras de Durban, en Sudáfrica, las drogas estaban por todas partes.
Tras una infancia complicada y la muerte de su padre, Naidoo empezó a consumir cocaína.
Para cuando se encontró con Anwar Jeewa, especialista de un centro de rehabilitación en su zona, Naidoo ya había intentado dejar las drogas varias veces pero sin mucho éxito."Fueron días negros", dice.
Jeewa le ofreció una solución radical: una droga alucinógena utilizada en celebraciones tribales de África central para minimizar sus ansias.
Al principio Naidoo no estaba muy convencido. "No sabía qué era la ibogaína. No esperaba que funcionase".




Después de varias pruebas, los médicos le dieron la píldora.
Unas horas más tarde, Naidoo se encontraba en una cama, sintiendo como si peces nadara en su cabeza. La habitación se movía a su alrededor y en sus oídos resonaba un zumbido constante.
Escenas de su infancia se repetían frente a sus ojos, y cada vez que alguien se acercaba para ver cómo estaba, sentía miedo.
Por la mañana el efecto alucinógeno había desaparecido y los días siguientes Naidoo se sintió un poco mareado.
Sin embargo, a los pocos días, cuando regresó a su casa, se dio cuenta de que ya no sentía un deseo irrefrenable de consumir cocaína.
Seis meses después del experimento, Naidoo no ha vuelto a consumir.
Ahora acude dos veces por semana a una terapia grupal donde aprende a mantener un estilo de vida libre de drogas.
"Mi mente ha cambiado", dice. "Puedo recordar mi infancia y lidiar con lo que viví sin llorar ni sentir lástima".

Descubrimiento azaroso

Jeewa le ha suministrado este tratamiento a cerca de 1.000 pacientes. No obstante, esta forma de curar la adicción es ignorada por los médicos tradicionales.


Arbol de Iboga
La droga se extrae de las raíces del arbusto.

La droga, que se toma de la raíz de una planta africana llamada Iboga, fue usada durante siglos por los indígenas Bwiti de Gabón y Camerún, como parte de un rito de iniciación.
Pero no fue sino hasta 1962 -cuando un joven adicto a la heroína llamado Howard Lotsof se topó con la droga- que se descubrió su valor en el tratamiento de las adicciones.
Lotsof la tomó para drogarse pero cuando su efecto se pasó, notó que ya no sentía la urgencia de inyectarse heroína. Después de este episodio Lotsof dedicó gran parte de su vida a promover sel tratamiento con ibogaína.
Uno de los problemas es que las pruebas cuestan millones de dólares, y el dinero proviene generalmente de las grandes compañías farmacéuticas. El caso es que la ibogaína no tiene mucho potencial para generar ganancias: a diferencia de los tratamientos convencionales se la toma solo una vez.
Además, las farmacéuticas hacen dinero patentando nuevas sustancias químicas y la ibogaína es una sustancia natural, por lo tanto es difícil lograr una patente.

Licencia

Hasta donde se sabe, la ibogaína afecta el cerebro de dos formas. Por un lado crea una proteína que bloquea los receptores en el cerebro que generan la necesidad de la droga, evitando que la persona experimente los síntomas que provoca la abstinencia.
El otro efecto -del que se sabe menos- es que parece inspirar en el adicto un estado de ensueño y de intensa introspección, lo cual le permite confrontar los problemas de su vida que intentaba ignorar con el uso de drogas o alcohol.
La campaña inicial de Lotsof no tuvo éxito y en 1967 Estados Unidos prohibió la ibogaína junto con el LSD y la psilocibina.
En la mayoría de los países no está regulada ni tiene licencia.
En los años 80, Lotsof abrió una clínica en Holanda y desde entonces se han abierto establecimientos similares en Canadá, México y Sudáfrica.

No hay curas milagrosas


Como cualquier droga, la ibogaína no está exenta de riesgos. Se sabe que disminuye el ritmo cardíaco y cuando se les suministró dosis altas a ratones, se vio que les dañaba el cerebelo (una parte del cerebro asociado a la función motora).
Hasta el momento se sabe de 10 muertes vinculadas a la ibogaína y a su uso no regulado. Muchas páginas de internet cuentan historias de personas que suministran la droga en la casa del paciente sin ninguna clase de apoyo médico.
Un alcohólico dice que pagó US$10.000 por el tratamiento y que no le funcionó.
Por otra parte, señala Stanley Glick, un científico que investigó el efecto de la ibogaína en ratas, la droga tiene un problema de imagen.
"Está demasiado asociada con la política. Para cuando todo el mundo empezó a saber de qué se trataba, ya existía un gran escepticismo porque no era algo que provenía del programa de desarrollo de fármacos".



En opinión de David Nutt, director del Comité Científico Independiente sobre Drogas del Reino Unido, es importante mantener una dosis de escepticismo respecto a las llamadas curas milagrosas.
"La historia de la medicina está plagada de gente que hace cosas interesantes, nuevas, pero cuando llevas a cabo las pruebas adecuadas se ve que producen un efecto placebo masivo", dice.
Lo que hace falta es un estudio en el cual un grupo de adictos tome una dosis estándar de la droga y otro un placebo, y que ambos grupos completen un tratamiento de desintoxicación de doce pasos, dice. Pero eso puede llegar a costar US$2.370 millones.
Los médicos como Jeewa quieren que se le otorgue una licencia a la droga, pero aclara que es crucial que la gente comprenda los límites que tiene.
"Una vez que el paciente está limpio de drogas y su cerebro está funcionando correctamente lo puedes ayudar a cambiar su estilo de vida", opina Jeewa.

El miedo y ciertos intereses económicos y políticos han relegado a listas ‘negras’ las plantas enteogénicas y otros recursos terapéuticos tradicionales, privando a la humanidad de poderosas medicinas para la sanación de cuerpo, mente y espíritu.
Uno de estos regalos de la Naturaleza es la Iboga (Tabernanthe iboga), un arbusto nativo del África ecuatorial, que nace en  el valle del Río Muni, en los bosques tropicales de Gabón, en el Congo, y prácticamente en todo el territorio ecuatorial-oeste del ‘Continente negro’.

El componente activo de la planta se denomina Ibogaína y se concentra en la raíz, cuya corteza es la base de diversos rituales y también un remedio de aplicación cotidiana en esas regiones del África.  En pequeñas dosis la Iboga estimula el sistema nervioso central, es afrodisíaca, vigorizante y supresora del hambre y el sueño. Por eso, los cazadores africanos suelen masticarla mientras siguen a sus presas, labor que puede tomarles días y noches enteras.
La Iboga sirve para combatir el cansancio crónico y el agotamiento que producen las condiciones de trabajo extremas. Igualmente, se cuenta que supera a los fármacos occidentales en el tratamiento de la impotencia sexual masculina y la anorgasmia femenina; pero no hay estudios clínicos al respecto y, por ahora, a los grandes laboratorios no les interesa el tema.  
El arbusto de Iboga puede medir dos metros de altura, pero en condiciones ideales se transforma en un pequeño árbol que crece hasta diez metros. Sus flores son blancas y rosadas, sus frutos anaranjados pueden tener forma ovalada y alargada, o esférica.
El uso de la Iboga está prohibido, o restringido, en los países de la Comunidad Europea. En los Estados Unidos la planta está incluida en la lista de sustancias controladas por sus “componentes alucinógenos”. 

Una esperanza

Fuera de África se ha experimentado la utilización de la Iboga para tratar la adicción a los opiáceos, como la heroína y la morfina. Los drogadictos aseguran que esta planta les permite ‘desengancharse’ sin pasar por el terrible síndrome de abstinencia. Además, desintoxica sus cuerpos en pocos días, lo que normalmente  tarda más de tres meses con los tratamientos tradicionales.
Al respecto, J. Díaz Márquez nos cuenta, en su artículo titulado La Ibogaína, que el primer heroinómano que se curó con el arbusto africano fue Howard Lostsof, un norteamericano que en 1963 consumió la corteza de la planta buscando un viaje sicodélico. Luego de 36 horas Lostsof, que fue heroinómano durante 19 años, descubrió que no sentía la necesidad de inyectarse droga. Posteriormente, probó la Iboga con otros seis adictos y tuvo éxito en las desintoxicaciones, esto lo motivó para crear una casa de rehabilitación en Staten Island, Nueva York. Tras su curación, Lostsof obtuvo un grado en cinematografía y se dedicó a promover e investigar el uso de la Iboga, inclusive registró varias patentes de la planta con la finalidad de tratar la dependencia a diversas drogas. Murió el 31 de enero de 2010, de 66 años, de cáncer de hígado.
La evidencia sugiere que la Iboga también puede interrumpir la adicción al alcohol y a la nicotina, pero los gobiernos, o entidades privadas, nunca han mostrado interés en realizar los estudios científicos correspondientes. De hecho, en Estados Unidos es ilegal tratar adictos con Iboga, aunque algunas clínicas lo hacen clandestinamente y reportan excelentes resultados. Sin embargo, es poco lo que se puede hacer mientras la planta sea una sustancia controlada.

Planta maestra

En dosis grandes la Iboga induce visiones; por eso, ha sido un elemento central en diversos rituales  africanos. Uno de los más conocidos lo practica la etnia Fang, en Gabón, y se llama Bwiti, palabra que significa ‘liberación’, o ‘libertad’.  El Bwiti se sustenta en el consumo de grandes dosis de Iboga para acceder a visiones que le permiten al tomador reflexionar sobre su vida y renacer mental y físicamente. En este orden de ideas, se relaciona con los temas universales de la vida y la muerte, y puede considerarse una ceremonia análoga a los desaparecidos misterios eleusinos de la Grecia antigua.
La National Geographic realizó un documental, que emite con cierta frecuencia, sobre un antropólogo norteamericano que fue iniciado en el Bwiti. El ritual tarda dos días y el investigador consumió pedazos de la raíz de la Iboga, infusiones y hasta lo bañaron con líquido de la planta. Ayudado por sus visiones el investigador enfrenta varias pruebas de renacimiento y purificación. Cuando todo termina sostiene que jamás había sentido tanto amor, paz y equilibrio con la naturaleza.
El ritual del Bwiti fue reprimido por los misioneros católicos, pero nunca pudieron acabarlo. El 6 de junio de 2000, el Consejo de Ministros de la República de Gabón declaró la Iboga como un tesoro nacional.
El uso sacramental de la Iboga 

En Eslovenia, ha nacido una nueva religión denominada Sacramento de la Transición, reconocida por la Unión Europea, que se basa en el uso ceremonial de la Iboga. Su fundador es Marko Resinovic. Hasta la fecha esta religión es legal y autorizada por el gobierno esloveno.  La mayoría de los miembros del Sacramento de la Transición fueron adictos a los opiáceos; por eso varios expertos han dicho que esta sacralización es una forma de eludir la represión gubernamental y validar el uso médico de la Iboga para tratar las adicciones. Dicha evolución del uso de la Iboga se asemeja a la de la ayahuasca en el Brasil donde se crearon las religiones ayahuasqueras del Daime –ayahuasca– y a la Iglesia Nativa Americana que utiliza el Peyote también como elemento sacramental. Los tres casos coinciden en la conformación de cultos religiosos que utilizan sacramentalmente plantas maestras y que son reconocidas legalmente como prácticas religiosas.





Fuente:www.bbc.com

MAGIA Y POTENCIAL DIVINO DEL COPAL

Mediador entre el cielo y la tierra, entre la materia y el espíritu, entre vivos y muertos, lazo de unión del humano con el padre madre creador, elemento que transporta las oraciones al ámbito divino, es la función del copal, a través del sahumador.

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El copal es una resina vegetal que proviene del árbol del copal de la amazonia del Perú y México. Es uno de los inciensos más importantes usado por las milenarias culturas de América pues su uso tiene connotaciones espirituales arraigadas en la creencia popular. Se dice que el copal purifica, protege, atrae el amor y la abundancia, nos conecta al amor y a la introspección. Los Incas ofrendaban el copal al dios Sol y lo quemaban sobre bandejas de oro.
Desde hace miles de años, el incienso es utilizado, no sólo por sus variados olores que impregnan de perfume duradero y tranquilidad a cualquier estancia, sino también por eliminar cualquier tipo de negatividad que haya en dicho lugar.

  Usos:   Rituales, meditaciones, centros de yoga y spa, medicinal y en la elaboración de perfumes. 

Como lo percibimos

El olfato es uno de los sentidos que favorecen un grado de bienestar en el cuerpo, por los aromas agradables y relajantes que se aspiran durante la respiración. Por ello, han surgido diferentes técnicas que utilizan desde esencias hasta artículos como el incienso.
El incienso se ha convertido en un artículo imprescindible que no debe faltar en ninguna casa, consultas terapéuticas, centros de bienestar, centros de negocios. Pero si confundes el incienso sintético con el natural, notarás que el efecto no es el mismo. No olvidemos que gracias al incienso natural aumentamos la concentración, la espiritualidad, la inspiración y el relax.
El incienso cada vez se hace más común como complemento perfecto para mejorar el estado de ánimo, para conseguir mayor paz interior y para relajarse así como también es capaz de despertar la conciencia y mantenerte en el momento presente. Por eso, encontrarás una de estas varitas en aquellos lugares destinados a mantener tu equilibrio mental.

Su magia y beneficio

La idea inicial del uso de estas esencias aromáticas es equilibrar el cuerpo y la mente y ayudarnos a conseguir una mejor salud.La resina de copal ha sido utilizada desde épocas prehispánicas con motivos rituales, colocándola en un sahumerio con brasas de carbón, se produce un humo intenso con un aroma refrescante. También se utiliza el incienso de copal para hacer las limpias energéticas de lugares y personas, o como simple aromatizante de un espacio.Desde el punto de vista de la medicina tradicional, es considerado como un producto caliente, y se utiliza como té, endulzados con miel, para problemas del sistema respiratorio.El copal es útil en enfermedades producidas por el frió y la humedad, así como también calma los dolores de cabeza.  Antiguamente a los niños se les colgaba una bolsita de algodón con una bolita de copal, como medida preventiva que evitaba enfermedades.



 Estudios realizados

De acuerdo con un estudio realizado por científicos de la Universidad de Johns Hopkins y la Hebrew University de Jerusalem, el incienso de copal tiene un gran poder para crear una atmósfera de paz y alterar el estado de la mente de una forma positiva y relajante.
Para confirmar la teoría, los investigadores utilizaron acetato de incensole, es decir, un componente de la resina de la planta. Al quemar este tipo de incienso se dieron cuenta que se activaban los canales del cerebro que alivian la ansiedad y la depresión.
Incluso, según información publicada en The Huffington Post, en otro estudio de la Cardiff University se revela que este componente de resina disminuye los síntomas de la artritis. Además, se ha comprobado que el incienso tiene más beneficios como: 
  • Reducir la presión arterial
  • Aumentar la motivación
  • Incrementar la autoestima
  • Estimular la concentración
  • Disminuir el insomnio
  • Combatir los dolores de cabeza
  • Incrementar la creatividad
  • Favorece el bienestar y el placer personal










QUÉ ES LO MÁS SAGRADO EN ESTE MUNDO?

LO MÁS SAGRADO...

¿Crees que hay lugares más sagrados que otros en la Tierra? ¿Crees que algunas partes de tu cuerpo son más santas que otras? ¿Es tu mano derecha mejor que tu mano izquierda? ¿Es tu cabeza más sagrada que tus pies? ¿Es Jerusalén, el Tibet o la India, o la Meca, más sagrado que el pueblo en el que habitas? Abre los ojos. Mientras no veas la naturaleza sagrada de todo, tu búsqueda seguirá siendo en vano. Tál como eres y en el lugar donde estás en este preciso momento, se encuentra el Gran Misterio esperando por ti...". Estás parado en tierra sagrada, siempre....

THICH NHAT HANH-

miércoles, 29 de noviembre de 2017

LA TRANSICIÓN DE LOS TIEMPOS - Sabiduría Hopi

El tiempo evoluciona, y llega un punto en que se renueva otra vez. Hay primero un periodo de purificación, luego viene el periodo de renovación. Estamos ya muy cerca de ese momento ahora.

A nosotros nos fue dicho que veríamos a América llegar y marcharse. Y en cierto modo América está muriendo, desde dentro. Porque olvidaron las instrucciones de cómo vivir en La Tierra.
Todo está llegando a un momento en que la profecía y la incapacidad del hombre de vivir sobre La Tierra de forma espiritual se encontrarán en una encrucijada de grandes problemas. Es una creencia de los Hopi, que si no estás espiritualmente conectado con la Tierra, y no comprendes la realidad espiritual de cómo vivir en La Tierra, es probable que no sobrevivas.
Cuando llegó Cristóbal Colón, empezó lo que nosotros llamamos la I Guerra Mundial. Esa fue la verdadera I Guerra Mundial, cuando llegó Colón. Porque con él vino todo el mundo desde Europa.
Al final de la II Guerra Mundial, en América quedabamos sólo 800,000 de 60 millones, a 800,000. Casi fuimos exterminados aquí en América.
Todo es espiritual. Todo tiene un espíritu. Todo fue puesto aquí por un creador, El Creador. Alguna gente le llama Dios, alguna gente le llama Buddha, alguna gente le llama Allah, otra gente le llama de otras formas. Nosotros le llamamos Konkachila, Abuelo.
Más del 95% de nuestro cuerpo es agua. Para tener una buena salud debes beber agua buena. Cuando los Europeos llegaron aquí, Colón, podíamos beber de cualquier río. Si los Europeos hubieran vivido a la manera de los Indios cuando vinieron, todavía estaríamos bebiendo nuestra agua, porque el agua es sagrada. El aire es sagrado. Nuestro ADN está hecho de los mismo que el ADN del árbol. El árbol respira lo que nosotros exhalamos. Cuando el árbol exhala, nosotros necesitamos lo que el árbol exhala.
Todos somos de La Tierra. Y cuando la Tierra, el agua, la atmósfera, es corrompida, creará su propia reacción. La Madre está reaccionando. En la profecía Hopi se dice que las tormentas e inundaciones se harán más intensas. Para mí no es negativo saber que habrá grandes cambios. No es negativo. Es la Evolución. Si lo miras como Evolución, ha llegado la hora. Nada permanece igual. Debes aprender a plantar algo. Esa es la primera conexión. Debes tratar todas las cosas como Espíritu. Darte cuenta de que sómos una sola familia.
Nunca es “El Fin”. Es como la vida, no hay un Fin de la vida…
Abuelo Floyd Red Crow Weterman

martes, 28 de noviembre de 2017

La Ayahuasca Medicina para el Alma.

Originaria de la selva amazónica, los quechuas la llamaron "la soga de los muertos". Sin ser una droga, algunos terapeutas empiezan a usar este preparado de plantas para tratar traumas, adicciones, trastornos y depresiones.

Los senderos internos de la ayahuasca
Los senderos internos de la ayahuasca. Foto: Maro Margulis

Posee el aura de una poción mágica. Aquel que la beba puede verse transportado a paraísos cósmicos, pero también sentir que es arrastrado hacia inframundos escalofriantes. Emergió de las profundidades de la selva amazónica y los habitantes de esta región le dieron nombres diversos. Algunos de ellos aseguraban que esta infusión les permitía conectarse con el mundo de los espíritus, como si fuera un lazo extendido hacia el más allá. Por eso decidieron llamarla "la soga de los muertos". "Ayahuasca", en su lengua quechua.
Hoy, este brebaje milenario dejó de ser de uso exclusivo de las comunidades originarias del Amazonas occidental y pasó a estar bajo la lupa tanto de médicos como de psiquiatras, psicólogos y antropólogos. El veredicto que aunó a todos ellos, tras décadas de numerosas pruebas y estudios, es que la ayahuasca conlleva un poderoso potencial terapéutico. Adicciones pesadas, depresiones agudas, trastornos obsesivos, lesiones emocionales por pérdidas de seres queridos, ansiedad, cuadros severos de estrés son algunas de las patologías que más se repiten en este nuevo historial de la planta, usada como parte de una terapia alternativa.
Mónica es psicóloga sistémica, perdió a su madre cuando era una niña y a los 25 años, mientras sobrellevaba una separación, tuvo que enfrentar la muerte de su padre. Decidió iniciar una terapia psicoanalítica que se prolongó durante ocho años. Una compañera de trabajo, también psicóloga, le habló sobre las tomas de ayahuasca y le sugirió que probara. "La primera vez que participé de una ceremonia de ayahuasca sentí que esos ocho años de análisis se resumieron ahí, en ese momento. Arrastraba el dolor por la muerte de mis padres y creía que con la terapia tenía trabajada esta cuestión. Para mí fue como un insight (hacia dentro), un darme cuenta de muchas cosas. Descubrí que no tenía todo tan trabajado como yo suponía. De alguna manera lo había acomodado a ese dolor, pero seguía ahí. En la ceremonia sentí que pude soltar a mis padres definitivamente".
Poco después de su encuentro con la ayahuasca, Mónica descubrió que se había curado de una enfermedad intestinal que padecía de manera crónica: "En un momento, una frase retumbó en mi cabeza: «Deja de cagarte de miedo» y fue eso, me hizo reír de mis miedos, de mis inseguridades. A partir de esa vez no tuve más colon irritable. Pero a los pocos meses de haber hecho la ceremonia con la planta, tuve que atravesar una situación de lo más angustiante: mataron a mi hermano. Y ahí sí, me derrumbé".
Hernán y Flora dicen que la experiencia mejoró los vínculos dentro de la familia
Hernán y Flora dicen que la experiencia mejoró los vínculos dentro de la familia. Foto: Sol Santarsiero

Miguel R. tiene 55 años y lleva más de 20 coordinando ceremonias de ayahuasca. Con un saber académico en las distintas ramas de la psicología, hoy ni siquiera se siente cómodo con el rótulo de "terapeuta". Le basta presentarse como "un guía o un coordinador de la experiencia". Tampoco comulga con la idea de exponerse públicamente, mucho más cuando para la ley argentina, la ayahuasca se desliza entre la delgada línea de la permisividad y la prohibición. Por estas razones, Miguel no es su nombre real y tampoco dará coordenadas con respecto al lugar donde celebra las tomas de ayahuasca. "La planta lo que te hace ver es que todo aquello que vos pensás que es de una determinada manera es relativo -dice Miguel-. Te da la posibilidad de ver las cosas más en perspectiva. Fijate que casi todos los testimonios de los que han tomado ayahuasca son parecidos: la revalorización de la vida, aceptarse uno mismo, acercarse más a las cosas que realmente valen la pena. Y, sobre todo, moverse más suelto, sin tanta exigencia. Esta nueva perspectiva que te da la planta acciona ese famoso darse cuenta".
La bebida que lleva por nombre ayahuasca es el resultado de la mezcla de dos plantas: una enredadera o liana (de ahí la palabra soga) llamada ayahuasca, y que da nombre a esta infusión, con otra conocida como chacruna, portadora de la dimetiltriptamina (DMT), una molécula con propiedades psicotrópicas. Aunque esta es la mixtura vegetal que más se ha expandido en cuanto a su consumo, en rigor existen cientos de combinaciones en las que intervienen otros vegetales y que también llevan por nombre ayahuasca. Una de las particularidades que posee el DMT es que actúa sobre el neocórtex, la región del cerebro donde se acumula la memoria emocional, y permite, además, la resolución de problemas y toma de decisiones.
Con la muerte de su único hermano, Mónica sintió que había perdido toda conexión con el mundo de los vivos: "Quedé en un estado en el que parecía un vegetal... tirada en el sofá. No comía, dejé de sonreír, me alimentaba a base de mate y no podía parar de llorar. Ya no me importaba mi trabajo, no me importaba nada". En los días previos a la tragedia, había comprado un viaje a Perú para participar de un retiro donde se celebrarían tomas de ayahuasca. Empujada más por una inercia que por un interés real, Mónica concretó su viaje y compartió cuatro sesiones con tomas de la planta. "En ese retiro entendí muchas cosas con respecto a la muerte. Entendí que, en realidad, no perdés nada. Con la muerte de mi hermano algo mío se murió para siempre, pero a su vez sentí un renacer en mí. Siento que la planta llegó en el momento justo, porque si no, no sé qué hubiera sido de mi vida".
Para Miguel, la planta es neutral, pero te abre al mundo simbólico, donde es posible revivir experiencias traumáticas y trabajar sobre ellas: "La ayahuasca amplifica todo. O sea, lo que querés evitar se amplifica tanto que muchas veces se vuelve insoportable. Pero lo que está ocurriendo con la ingesta de la planta es que cada vez se está activando más el pensamiento simbólico, que es un pensamiento metafórico. Ahí podés ver facetas de tu vida, comprenderlas y también resolverlas. Recuerdo el caso de un muchacho que se acercó para hacer la experiencia. Su hijo de 12 años estaba caminando por la vereda y fue aplastado por la carga de un camión que lo mató en el acto. Fijate cómo es este mundo metafórico, hacia dónde te lleva, que durante la toma de la planta, él pudo comunicarse con su hijo. Esas son instancias subjetivas internas, pero es una fuerza emocional tan grande que muchas veces te libera de ese dolor que te impide vivir en tu cotidiano".
Mónica asegura que para poder trabajar todas aquellas instancias a las que te lleva la planta, se hace imprescindible enmarcarlas dentro de un contexto terapéutico: "Es que cuando llega la hora de deglutir todo lo que la planta te mostró, tiene que estar el terapeuta para acompañar ese proceso. Es una experiencia tan fuerte que la pregunta que siempre surge es: ¿me volví loca?". Una de las cosas que Mónica más rescata de su experiencia con la planta fue la de no haberse quedado enganchada en el sufrimiento y la de haber aprendido a soltar a su familia que ya no está con ella: "Aún hoy eso sigue siendo un trabajo, pero ahora estoy más íntegra. De alguna forma, me siento más completa. Cuando estás bajo los efectos de la planta tenés un estado de amorosidad que te permite ver más allá del ego. Y eso después lo vas trasladando a tu propia vida, ya sin necesidad de tomar la planta. Esa paz, esa armonía que la planta me transmitió perduran hasta el día de hoy".

LA MUERTE COMO CONSEJERA

"Yo no me drogo" fue lo primero que Flora le dijo a su terapeuta cuando este le sugirió que probara con una sesión de ayahuasca como parte del tratamiento que venía realizando. Al poco tiempo, durante un control médico al que había asistido por un problema renal, se enteró de que padecía cáncer. "La noticia me desestabilizó por completo. En ese momento tenía dos hijos pequeños y la sola idea de que me iba a morir me deshizo totalmente". Sin embargo, luego de pruebas y contrapruebas, se comprobó que había sido un diagnóstico erróneo. Pero el falso dictamen ya había hecho mella en la salud emocional de Flora. "Me asusté de mi propia reacción. No sabía que yo podía llegar a desequilibrarme tanto. Y ahí fue cuando mi terapeuta me volvió a mencionar la sesión de ayahuasca. Es el momento, me dijo".
La planta no solo trabaja en el plano de lo psíquico, sino también en el corporal. Una de sus características más relevantes es el efecto purgante que ejerce en el organismo. Vómitos, diarreas, ataques imparables de llanto, son los canales habituales de su efecto. El resultado no solo depara una enorme sensación de alivio: finalizada la toma, todos reportan una inigualable sensación de bienestar y fortaleza.
El antropólogo y psicoterapeuta español José Fericgla, pionero en la investigación sobre enteógenos con fines terapéuticos, resumió así, en uno de sus tantos escritos, cuál es la incidencia de la planta en nuestro cerebro: "Con la ayahuasca se despiertan los circuitos y mecanismos biológicos que permi­ten crear nuevas conexiones en nuestro cerebro. ¿Qué obtenemos de estas nuevas conexiones?Mucho, son la base estructural de nuestra existencia. Se puede decir que funcionan como el sistema operativo que rige nuestra conducta, [la ayahuasca] actúa como una poderosa herramienta que permite reprogramar nuestro ser hacia un estado de calma y fuerza interior".
Miguel sostiene que la ayahuasca lleva a una instancia de confrontación tan extrema con uno mismo que la posibilidad de sostener aquello que tiene por nombre la palabra "identidad" es prácticamente nula: "Hay una alteración de tus esquemas. Vos tenés un mapa mental que te reconoce como tal, te hace sentir quién sos y hay una estructura que acompaña ese molde. ¿Qué pasa si eso se empieza a alterar? Esa alteración que se produce en tu psiquis, obviamente, va a tener incidencia en todo tu organismo".
Uno de los mayores reparos que se esgrime desde la medicina convencional sobre los usos de la ayahuasca es justamente este efecto de shock que provoca en la psiquis y que podría tener consecuencias impredecibles. Desde la psiquiatría y el psicoanálisis, algunos especialistas sostienen que esta sucesión de imágenes mentales que se despliegan durante la toma de la planta puede resultar tan abrumadora y angustiante que lleve a desencadenar un colapso emocionaly, hasta en algunos casos, un brote psicótico. "Esas son situaciones extremas -asegura Miguel-. Y donde es probable que la persona ya venga con un estado prepsicótico. Frente a estos síntomas psíquicos tan severos, no se debería realizar la experiencia".
Para Flora, la enfermedad mayor que padecía no era su problema renal, sino su obsesión por el control. "Siempre fui muy ordenada. Me tuve que hacer cargo de mis padres desde chica, porque ellos eran muy mayores". El rol que le tocó en la vida, cuenta Flora, fue el de ser responsable, obediente, cumplidora. "Durante una ceremonia atravesé lo que para mí fue el trance más duro de todos. Sentí que me moría. Pero fue una sensación tan vívida, tan real, que sentí verdaderamente que me moría. Pero ese pánico que le tenía a la muerte era mi terror al descontrol, a que algo se me fuera de las manos. Y experimenté eso, que finalmente no hay control posible que valga. Lo recuerdo como algo terrible, pero a la vez como una de mis mejores experiencias con la ayahuasca".
Hernán es la pareja de Flora y comparte también junto a ella, desde hace siete años, las ceremonias de ayahuasca. Decidió acompañarla en esta experiencia, dice, cuando observó los cambios notables que la planta había producido en Flora: "Apenas llegó a casa aquella primera vez que hizo la toma, ya en el abrazo que me dio percibí que desplegaba una energía muy vital, muy poderosa. Sentí que teníamos que compartirlo para profundizar nuestro núcleo". El giro positivo que la planta le otorgó a su compañera hizo que Hernán también venciera ciertos prejuicios que tenía para con la ayahuasca: "Yo sentía que eso pertenecía a otro contexto, que era propio de las comunidades del Amazonas. Algo muy ajeno a mí. Hoy siento que si estas plantas están saliendo de allá es porque tienen algo muy importante que enseñarnos".
El marco ceremonial en el que se da la toma de la ayahuasca es un factor fundamental para poder sobrellevar sus efectos, que, por lo general, suelen durar alrededor de seis horas. Los ícaros o cantos que se suceden a lo largo de toda la experiencia juegan un papel vital en la contención que el guía debe desarrollar durante la toma: "El canto va a trabajar de tal manera que va a hacer que la planta vibre dentro tuyo y a la vez te calme -explica Miguel-. A través del canto se incide en la persona para que se sienta protegida, acompañada, cuidada y amada en ese trance". Miguel agrega que los que no deberían tomar ayahuasca son quienes padecen algún cuadro psiquiátrico severo, como esquizofrenia, o aquellos que son hipertensos o sufren problemas cardíacos. Por eso es fundamental que el guía tenga una información previa de las personas que van a participar de la ceremonia. "Uno les pregunta sobre su vida, qué situaciones están pasando, para qué quieren hacer la toma, qué esperan. Y les da herramientas para que puedan atravesar ese trance. Y una herramienta es decirles: no te creas lo que te dice la cabeza. Porque los pensamientos se te van a empezar a amplificar tanto que vas a sentir que te están taladrando por dentro. Escuchá los cantos, volvé a tu respiración".
Tanto Flora como Hernán sienten que la ayahuasca enriqueció el vínculo familiar. Padres de dos hijos preadolescentes, luego de cada ceremonia que realizan, comparten la experiencia hablándolo con ellos. "Nunca les ocultamos a nuestros hijos que tomábamos ayahuasca -cuenta Hernán-. Desde el primer momento les contamos que íbamos a participar de una ceremonia donde se bebía el té de una planta que tenía ciertas características y con tales efectos. Les dijimos la verdad. Además de que ellos mismos observaron cómo a lo largo de todo este tiempo nuestros lazos familiares se fueron afianzando, volviéndonos más tolerantes, más comprensivos".
NEURÓTICOS O ÍNTEGROS
"Empecé a escabiar a los 17 años y recién pude parar el año pasado. Ahora tengo 26. Tuve un consumo feo, de ponerme violento. Estaba muy loco, nunca pude disfrutar del alcohol. Siempre terminaba para el orto. Una vez, completamente borracho, me partí la cabeza y me dieron cuatro puntos. Ya ni me acuerdo cómo fue. Estaba muy complicado". Juan recrea postales de su pasado reciente, pero al instante aclara que nunca buscó la ayahuasca para curarse de su adicción al alcohol. La planta, dice, simplemente se le cruzó en el camino.
A instancias de un amigo que ya había realizado tomas de ayahuasca, se acercó a un centro terapéutico donde realizaban encuentros ceremoniales con la planta. "Hice la dieta requerida, comí liviano y me aguanté las ganas de escabiar". Empujado más por la curiosidad que por una necesidad de pedir ayuda, decidió probar.
"Cuando se habla de adicciones a determinadas sustancias, antes que nada habría que decir que nuestra cultura es completamente adicta -afirma Miguel-. Adicta al deseo, al consumo, a los pensamientos, a los libros. Y esa adicción radica en ese viejo vacío existencial que busca ser llenado como sea: con cosas, con conductas y con drogas también. Lo que yo observé es que la ayahuasca corta la obsesividad. La planta entra en vos, te deja una impronta y se retira, no hay nada más. No deja residuos, pero la impronta te quedó y según cómo vos la trabajes, te va a servir".
Mónica dice que resolvió dolencias emocionales y físicas a través de la terapia con la planta
Mónica dice que resolvió dolencias emocionales y físicas a través de la terapia con la planta. Foto: Brando / Ignacio Sánchez

Luego del primer encuentro que Juan tuvo con la planta, continuó con el consumo de alcohol, pero por primera vez durante la toma, tuvo la percepción de lo que era sentirse verdaderamente limpio: "Fue muy fuerte esa sensación de estar limpiándose. Lo que más me impactó fue sentir una especie de brillo en todo el cuerpo, algo muy palpable. Y también descubrí que después, con el primer vaso de cerveza que tomaba, ese brillo se opacaba. Estuve así algunos meses, que dejaba y volvía a tomar, hasta que finalmente decidí no tomar más".
En este proceso que ya lleva poco más de un año, Juan también tuvo que enfrentarse a zonas tenebrosas que emergieron durante algunas ceremonias, pero es algo de lo que también está agradecido: "La ayahuasca es como que te hace un escaneo completo -cuenta Juan-. Te vas de la ceremonia siendo consciente de lo que pasa dentro de tu cuerpo. A mí se me venían imágenes muy precisas de lo que le sucedía a mi hígado cuando consumía alcohol, de cómo era degradado. También es un entrenamiento que te permite aprender a ver esa oscuridad porque la planta hace una simulación; nunca estás en el infierno realmente, son solo sensaciones".
Para Miguel, la patología más grande que existe y que, según él todos padecemos, es la neurosis. Casi todas las enfermedades psíquicas, dice, provienen de haber quedado atrapado entre los polos del deseo y la ansiedad, instancias extremas que nos llevan a vivir siempre fragmentados. "Además, existe muchísima presión social para que estos mecanismos se desplieguen dentro tuyo", agrega. Quizás por eso la palabra que más resuena en aquellos que han hecho su experiencia con la ayahuasca es integridad. "En definitiva, siempre estamos hablando de cómo curarnos -sintetiza Miguel- y la planta es de una enorme ayuda para que tu sensación de integridad crezca, brote y te vaya liberando de los bloqueos que tenés en tu cuerpo y para que puedas expulsar hacia fuera toda esa mierda que te sofoca".

POR QUÉ NO SE CONSIDERA UNA DROGA

Se sabe que el primer compuesto de la ayahuasca, el DMT, es una sustancia endógena del cuerpo humano, es decir, que la produce nuestro propio organismo. De ahí que no genere dependencia, ya que no se han reportado casos de adicción ni de consumo compulsivo. Por esto mismo, la ayahuasca no podría ser considerada una "droga" en la acepción que se les da a otros tipos de sustancia que sí generan conductas adictivas. Por el contrario, hoy la ayahuasca es utilizada en tratamientos para la cura de adicciones a drogas pesadas como la heroína, la cocaína y el alcohol. El centro de rehabilitación más renombrado en esta área es el Takiwasi, de Perú, dirigido por Jacques Mabit, uno de los fundadores de Médicos sin Fronteras.
Durante la década del 90, el interés por estudiar los efectos de este brebaje milenario sobre la salud humana se extendió a varios países, tanto de América como de Europa. Los trabajos realizados por el psiquiatra estadounidense Charles Grob en Brasil, los que llevó adelante el antropólogo José Fericgla en Ecuador y el congreso científico que promovió el psicólogo Ralph Metzner en Estados Unidos durante los años 90 tuvieron su corolario en la primera Conferencia Mundial de la Ayahuasca que se celebró en España, en el 2014, y que congregó a científicos, psicólogos, antropólogos y juristas provenientes de todo el mundo.









Fuente: www.lanacion.com.